Una anciana que paseaba por la plaza, le contó a nuestro hombre misterioso, una historia que hablaba sobre un cuadro milagroso, cuadro al que el pueblo de Cazorla tiene una gran devoción.
Este cuadro se encuentra en un antiguo convento de la Orden de San Francisco del Siglo XVI-XVII, hoy convertido en Iglesia.
Nos vamos tras los pasos del hombre misterioso, para conocer la historia de este cuadro, esperemos que nos de mas pistas sobre el misterios tesoro que esconde la ciudad de Cazorla.
COMO LLEGAR
Estamos en la Iglesia de San Francisco que formaba parte del antiguo convento de la orden de San Francisco.
Sus orígenes parecen remontarse a finales del siglo XVI, aunque de la antigua construcción casi no quedan restos. La obra actual es de mediados a finales del siglo XVII, posteriormente remodelada. Sabemos que el monasterio y su Iglesia fueron afectados por el “diluvio” de 1694, que anego sus dependencias. Será a partir de mediados del siglo XVIII, cuando esta orden alcanzó un mayor esplendor.
A principios del siglo XIX, al igual que casi todos los templos de la localidad, esta iglesia se vio afectada por la presencia francesa en Cazorla. Por estas mismas fechas, parece ser que se decide el traslado del cuadro del Cristo del Consuelo a esta Iglesia, por ruina de la Iglesia Mayor de Santa María.
El milagro del Cuadro del Cristo del Consuelo
Tenemos constancia de la existencia de este cuadro y su tradición desde el s. XVII, cuando se hallaba en una capilla lateral en la Iglesia de Santa María de Gracia. La tradición cazorleña cuenta que no solo sobrevivió este cuadro a la famosa inundación de 1694, sino también al incendio causado por los invasores franceses a la Iglesia en 1810.
Tras el abandono de la Iglesia de Santa María en 1819, el cuadro se trasladó a la Iglesia de San Francisco donde, tras una restauración realizada después de la Guerra Civil española, permanece en la actualidad, sacándose en procesión el 17 de septiembre y siendo el patrón de las fiestas del municipio.
La importancia del cuadro fue tal, que una poderosa familia Cazorleña, solicitó la creación de una réplica del cuadro del Cristo del Consuelo para su capilla personal, en el que fueron incluidos sus retratos en el mismo, conociéndose como “Cristo de los Orantes”. Este cuadro fue pasando de generación en generación, siendo escondido en una casa cercana durante la Guerra Civil española para su protección. Recientemente se entregó a la Real Cofradía del Cristo del Consuelo para su custodia.
